Salsas, frituras y fiambres: Son muy indigestos y mal tolerados por el estómago del perro.
Harinas en general: pan, galletas, bizcochos, galletitas, tortas. Los perros no pueden digerir correctamente las harinas, le causan una gran fermentación dentro de sus intestinos lo que le provocará inflamación, cólicos, gases, diarrea, etc.
Huesos de pollo, de conejo ni huesos de costilla; ya que son muy peligrosos por los riesgos de obstrucciones o perforaciones intestinales que pueden requerir una cirugía de urgencia.
Carne de vaca hervida: al cocinarse en el agua hirviendo las proteínas de la carne sufren una desnaturalización que además de disminuir notablemente su valor nutritivo genera sustancias muy pesadas para el hígado del perro. Algo similar nos ocurre a los seres humanos con el consumo de carne hervida.
El chocolate: Uno de los componentes del cacao, la teobromina, puede ser muy tóxica para los perros. Es una sustancia que puede dañar al sistema nervioso central y al aparato cardiovascular. Una cantidad de 100 grs. en un perro de 10 Kg. Puede ser mortal.
La cebolla: Contiene unas sustancias que atacan los glóbulos rojos provocando anemias, debilidad y dificultad respiratoria.
Las golosinas en general: pueden subir los niveles de glucemia y en animales gordos o predispuestos pueden terminar por despertar una Diabetes Mellitus canina.
El Alcohol: Aun pequeñas cantidades de vino, cerveza u otras bebidas alcohólicas pueden ser muy tóxicas para un perro.